Nos habían amenazado con que los trámites migratorios podían llegar a durar más de medio día, pero por suerte a las 10 de la mañana ya estábamos bajando las valijas en el puerto de Santa Cruz de Tenerife. Momento "Torrente" del viaje, nos interceptaron dos personajes, muy adustos, que en voz baja, en una dársena desierta y mostrándonos una credencial como si fueran agentes de la DEA no informan que pertenecían a la aduana de España. Cinco minutos y ya nos estaban recomendando sitios para cenar.
Retiramos el coche que teníamos reservado en Cabrera Medina, cargamos nafta y el primer bocata de jamón en una estación de servicio y salimos derecho para el sur de la isla. Dejamos las valijas en el hotel Sunset Harbor de Adeje, nos pusimos las mallas y encaramos para Moana Diving, donde teníamos una reserva, desde hacía meses, para salir a bucear.
Caro y los chicos hicieron snorkel buscando tortugas y yo, abajo, vi sepias, caballitos de mar, peces trompeta y una morena.
Después volvimos a la pileta del hotel y cenamos sushi en la rambla.
y, con los chicos ya en la cama, tomamos una pinta de cerveza y un habano en el balcón de la habitación mirando la primera noche europea sobre el mar.
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