Caminamos por el puerto...
Subimos al ascensor Lacerda para llegar a la ciudad alta y así alcanzar el Pelourinho, con sus colores, su música y sus aromas.
Almorzamos en un barcito todos amontonados y regresamos al barco.
Eso sí, antes de volver nos tomamos la mejor caipirinha de Brasil, eso es lo que nos dijo Luis Antonio mientras nos la preparaba y comprobamos después cuando la tomamos, además me agencié una botellita de Johnnie Walker y la pasé a una clandestina botella de agua mineral para pasarla por el escaner, los precios de los bares del barco son inabordables.
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